[Todos] Homenaje al Che a 40 años de su asesinato (5/10=?iso-8859-1?Q?= 2C_19hs?=)

Partido Comunista Revolucionario / FCEN PCR en de.fcen.uba.ar
Jue Oct 4 00:58:01 ART 2007


Homenaje a Ernesto Che Guevara

A 4O AÑOS DE SU ASESINATO, RESCATAR LA VERDAD DEL CHE

Viernes 5 de octubre, 19hs
Venezuela 2945 - Capital Federal

Conferencia a cargo de Rosa Nassif
Integrante del Comité Central del PCR

Organiza:
Instituto Marxista-Lenininista-Maoista de la Argentina

Invita:
Partido Comunista Revolucionario de la FCEN-UBA
www.pcr.org.ar


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Un águila de la revolución
Con textos de Otto Vargas, el Che y aspectos biográficos

VIGENCIA DEL CHE
Hace 40 años el mundo fue sacudido por la noticia del asesinato del Che en
Bolivia. La foto de su cadáver, tirado sobre una tabla en un pueblito
boliviano, con los ojos abiertos y esa extraña sonrisa jugueteándole en la
cara, recorrió el mundo y se clavó para siempre en la memoria de las
masas, de los humildes de la Tierra, y se transformó en una de las
imágenes que enarbolarían en el futuro todos los revolucionarios del
mundo.
También vertieron lágrimas de cocodrilo, sobre todo mucho después, los
filisteos y oportunistas, esas babosas inmundas que lo atacaron en vida,
nos prohibieron solidarizarnos con él y nos castigaron por hacerlo, y lo
dejaron solo, terriblemente solo, en Ñancahuazú.
Al año de su asesinato, dirigentes de la izquierda argentina firmamos una
declaración de homenaje (ver www.pcr.org.ar) que comienza diciendo: “Hay
hombres que al morir, renacen invencibles para la historia”. Si se lee con
atención quiénes firmaron esa declaración y quiénes no lo hicieron (por
ejemplo los entonces dirigentes del PC prosoviético y la FJC que hoy
pretenden aparecer como discípulos del Che) se sabrá quiénes estuvieron
junto al Che, en ese momento, y quiénes, con falsos argumentos
ideológicos, estuvieron en la vereda de enfrente.
El Che vive en el recuerdo de las grandes masas y su imagen es estandarte
en sus luchas en todo el mundo. El Che fue uno de esos hombres que llevan
sus ideales en la sangre y dan su sangre por esos ideales. Fue un hombre
que decía lo que pensaba y hacía lo que decía, a diferencia de los
políticos corruptos de la burguesía. El Che fue la antítesis de estos
políticos y su vida fue el modelo de los luchadores que aspiran a crear
una nueva sociedad sin explotados ni explotadores.
El Che marcó el camino, como planteó esa declaración de 1968, para una
Revolución latinoamericana que “será antiimperialista, antioligárquica y
antimonopolista, encabezada por la clase obrera y se apoyará en la lucha
diaria de las masas oprimidas, eligiendo desde ya, como único camino para
la toma del poder, aquél que juzgamos inevitable: el de la lucha armada”.
Mientras la necesidad de esta Revolución esté planteada en América Latina,
el mensaje que dejó el Che con su lucha heroica estará vigente.
Hoy el proletariado, que en su momento gobernó en la tercera parte de la
Tierra, ha sido derrotado. Con la restauración del capitalismo en los ex
países socialistas se cerró una etapa en la lucha por terminar con el
capitalismo y la explotación del hombre por el hombre. Hoy sabemos, con la
dura enseñanza de la práctica histórica, que la lucha por el socialismo y
el comunismo será dura, cruel, y cubrirá todo un largo período histórico,
con triunfos y derrotas, y mientras esté vigente esa lucha, la figura del
Che y sus enseñanzas seguirán iluminando el camino del combate de millones
de explotados en todo el mundo. (De Otto Vargas, secretario general del
PCR).

1. GUEVARA ANTES DE SER EL CHE
Ernesto Guevara nació en Rosario el 14 de junio de 1928. Fue el mayor de
los cinco hijos de Ernesto Guevara Linch y Celia de la Serna. En su
infancia y adolescencia vivió en Córdoba, hasta 1947, y las primeras ideas
políticas las recibió de sus padres, vinculados a sectores de republicanos
españoles emigrados. De joven, para sobreponerse a su asma, práctico
deportes, entre ellos rugby, donde se ganó el apodo de “Chancho”.
Ya radicado en Buenos Aires, comienza los estudios de Medicina en la UBA.
De allí viene su amistad con Tita Infante, militante comunista. Es el
período de sus primeros viajes por Argentina.

2. “Constituimos una sola raza mestiza”
En 1952, Guevara realiza su primer viaje a países latinoamericanos,
retratado en la película “Diarios de motocicleta”. En Perú influenciado
por el médico Hugo Pesce, quien fuera fundador junto a Mariátegui del
Partido Comunista de Perú, va con su compañero de viaje a trabajar a un
leprosario en el interior peruano. Allí, al cumplir 24 años, despunta su
internacionalismo con esta anotación en su diario de viaje: “Creemos, y
después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América
en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia.
Constituimos una sola raza mestiza, que desde México hasta el estrecho de
Magallanes presenta notables similitudes etnográficas”.

3. SEGUNDO VIAJE LATINOAMERICANO
Ernesto Guevara, ya médico, realiza su segundo viaje por América del Sur.
Bolivia luego de la revolución de 1952, Perú, Ecuador, y la Guatemala
donde es presidente Jacobo Arbenz son sus destinos. Así cuenta a su tía
Beatriz su resolución de volcarse a la lucha revolucionaria, en una carta
desde San José de Costa Rica, fechada el 10 de diciembre de 1953: “En El
Paso tuve la oportunidad de pasar por los dominios de la United Fruit
convenciéndome una vez más de lo terrible que son esos pulpos
capitalistas. He jurado ante una estampa del viejo y llorado camarada
Stalin no descansar hasta ver aniquilados estos pulpos capitalistas. En
Guatemala me perfeccionaré y lograré lo que me falta para ser un
revolucionario auténtico. Tu sobrino, el de la salud de hierro, el
estómago vacío y la luciente fe en el porvenir socialista. Chau. Chancho”.
En Guatemala conoce a su primera mujer, Hilda Gadea. Luego del golpe que
derroca a Arbenz, Guevara se exilia en México. De la experiencia
guatemalteca saca la conclusión sobre la necesidad de la dictadura
revolucionaria, que llevaría a la práctica en la revolución cubana.

4. DE MEXICO A SIERRA MAESTRA
En México Ernesto Guevara se incorpora al grupo de revolucionarios cubanos
“Movimiento 26 de Julio”, dirigido por Fidel Castro. Se preparan para la
lucha armada que desarrollarán a partir de su ingreso a Cuba a bordo del
Granma el 2 de diciembre de 1956. Luego se instala la guerrilla en Sierra
Maestra, en combinación con los opositores al dictador Batista en las
ciudades. Durante los primeros meses de 1957 se comienzan a desarrollar
los combates. Guevara, que había sido incorporado como médico, se destaca
por su valentía, y por poner en práctica una estricta disciplina
revolucionaria. A mediados de ese año Fidel lo designa comandante. El Che
dirigió la llamada Cuarta Columna, y la escuela de entrenamiento militar
de los revolucionarios. En los territorios liberados, Guevara impulsa la
reforma agraria, planes de alfabetización y medios de propaganda
revolucionaria, entre ellas “Radio Rebelde”. Dirige la columna que a fines
de 1958 toma la ciudad de Santa Clara dando un giro decisivo a la guerra.
El 1° de enero de 1959 triunfa la revolución. Las tropas del Che se
instalan en el Cuartel de La Cabaña, en La Habana. Desde allí empuja una
línea de integración de negros y mulatos en las filas del nuevo ejército y
castiga cualquier atropello a las masas.
Sobre la experiencia en Sierra Maestra, entre tantas otras cosas, el Che
escribe: “nuestro contacto con las masas campesinas nos ha enseñado la
gran injusticia que entraña el actual régimen de propiedad agraria, nos
convencieron de la justicia de un cambio fundamental de ese régimen de
propiedad; nos ilustraron en la práctica diaria sobre la capacidad de
abnegación del campesinado cubano, sobre su nobleza y lealtad sin límites.
Pero nosotros enseñamos también; enseñamos a perder el miedo a la
represión enemiga, enseñamos la superioridad de las armas populares sobre
el batallón mercenario, enseñamos, en fin, la nunca suficientemente
repetida máxima popular: «la unión hace la fuerza”. Lo que aprendimos y lo
que enseñamos, 1° de enero de 1959.

5. LA REVOLUCION CUBANA
Desde los comienzos de la revolución, el Che libra una ardua lucha para
avanzar por un camino revolucionario. Una de las primeras decisiones del
gobierno, para garantizar el avance de las medidas tomadas como la reforma
agraria y la nacionalización de las empresas imperialistas, son los
juicios revolucionarios a los colaboracionistas de la dictadura de Batista
y los agentes del imperialismo. El propio Che, en las Naciones Unidas dijo
al respecto: “Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad
conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí,
hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario.
Nuestra lucha es una lucha a muerte”.
La lucha de líneas se agudiza a partir de 1961-62, cuando se define el
carácter socialista de la revolución. Está en cuestión la posibilidad de
una Cuba independiente y autosostenida, y Guevara enfrenta a los que
pretenden –como impulsa la URSS– que las empresas estatales se
autogestionen y sean autónomas, dejando que se desarrolle el “libre juego
de las leyes del mercado” dando impulso a los estímulos materiales.
Guevara propicia, al frente del Ministerio de Industrias, la planificación
centralizada y jerarquizar los estímulos morales por sobre los materiales.
Busca un camino en la construcción del “hombre nuevo”.

6. LA LUCHA POR EL HOMBRE NUEVO
El Che se puso al frente, desarrollando las brigadas de trabajo voluntario
en distintas áreas: “Hacemos todo lo posible para darle al trabajo esta
nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por
un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo
voluntario por otro, basados en la apreciación marxista de que el hombre
realmente alcanza su plana conciencia humana cuando produce sin la
compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía”. Entrevista
en Argelia con el periodista Jean Daniel, 25/7/63, citado en “El Che y la
construcción del socialismo”, Rosa Nassif, Política y Teoría Nº 62.
Guevara aborrecía a los que utilizaban sus puestos en el gobierno, o su
jerarquía, para obtener privilegio personales, y dio siempre el ejemplo,
hasta haciéndole pagar la nafta a sus padres, de los coches que usaban
cuando lo visitaron en Cuba.

7. ¿INTERNACIONALISMO O DEPENDENCIA?
Este debate en la naciente revolución se da en el marco de la polémica en
el movimiento comunista internacional, principalmente entre la URSS, ya
convertida en revisionista, y la China socialista encabezada por Mao
Tsetung. En un proceso complejo, la dirección de la Revolución Cubana, en
particular Fidel Castro, se alinea con la URSS en lo internacional, y en
lo interno se consolida una política que refuerza la dependencia con los
soviéticos, en contra de la línea del Che. Por algo los actuales
dirigentes de Cuba mantuvieron oculto durante ¡40 años! que Guevara
escribió hacia 1965-66: “en la URSS se está regresando al capitalismo”. En
1962 ocurre el episodio “de los misiles”, cuando los rusos amenazan a los
yanquis con instalar una plataforma de cohetes en Cuba, y luego se
retractan. El pueblo cubano sale a las calles a denunciar “Nikita (por
Jruschov, presidente soviético) mariquita, lo que se da no se quita”, y el
Che declara en una entrevista al diario socialista británico Daily Worker:
“Si los cohetes hubieran permanecido, los hubiéramos usado todos y
dirigido hacia el corazón mismo de los Estados Unidos, incluyendo Nueva
York, en nuestra defensa contra la agresión. Pero no los tenemos, así que
pelearemos con lo que tenemos”.
En 1964, en polémica con la línea de “coexistencia pacífica” impulsada por
los revisionistas rusos, afirma en las Naciones Unidas: “Como marxistas,
hemos mantenido que la coexistencia pacífica entre naciones no engloba la
coexistencia entre explotadores y explotados, entre opresores y
oprimidos”.
En esas condiciones, agudizadas las contradicciones con el curso que iba
tomando la revolución cubana, el Che se dispone a poner en práctica una
vez más el internacionalismo proletario, participando primero de la
fallida experiencia en el Congo, en 1965 y luego en Bolivia, donde muere
defendiendo “… las posiciones de un verdadero internacionalismo proletario
donde la bandera bajo la que se luche sea la causa sagrada de la
humanidad”.
8. El Che en Bolivia
El Che siempre quiso desarrollar la lucha armada en la Argentina. La
experiencia en Bolivia tiene que ver con esta idea.
El 7 de noviembre de 1966 el Che se instala en una zona selvática del
sudeste boliviano, cerca del río Ñancahuazú, con 47 combatientes (cubanos,
bolivianos, peruanos, y la argentina Tamara Bunke), desde donde comienzan
las operaciones del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN). Como
cuenta Otto Vargas en ¿Ha muerto el comunismo? de Jorge Brega, la CIA supo
desde el primer día que el Che estaba en Bolivia.
El foco guerrillero del Che en Bolivia, por las condiciones en las que se
estableció, muy probablemente iba a correr la suerte de todas las
experiencias semejantes que se hicieron en esos años en América Latina
guiadas por la llamada teoría del “foco”, pero lo que los revisionistas
tratan de ocultar hasta el día de hoy es el nefasto papel que jugó la URSS
en el aislamiento de la guerrilla del Che y la falta de medidas que pudo
haber tomado y no tomó la dirección cubana en su ayuda. “Manila (Cuba), no
contesta”, escribe Guevara en su diario.
Igualmente intentan ocultar el accionar de las direcciones revisionistas
de los PC de Bolivia y de Argentina. Sobre este último, Otto Vargas cuenta
que militantes de la FJC de la Argentina conocieron de la existencia de un
embarque de armas para las tropas que peleaban contra el Che, enviando
incluso un grupo de compañeros al NOA para sabotearlo, lo que fue impedido
por la dirección del PC argentino, pese a que entonces había una dictadura
militar en nuestro país. “Al Che lo dejaron solo, aislándolo en forma vil.
La síntesis de lo que pasó con él es: al Che lo mató la CIA, pero el KGB
lo puso en Bolivia para que lo mate la CIA”, Jorge Brega, ¿Ha muerto el
comunismo?, pág. 73.
El 8 de octubre de 1967, tropas del ejército boliviano capturan al Che
tras un combate en la Quebrada del Yuro, donde es herido junto a otros
combatientes. Lo llevan preso a La Higuera, donde es asesinado al día
siguiente.

9. EL LEGADO DEL CHE
Antes de partir hacia el que sería su último destino revolucionario, el
Che escribía a sus padres: “Creo en la lucha armada como única solución
para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis
creencias”.
Y ese es el legado que dejó a sus hijos, y que nosotros tomamos como
propio: “Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder
dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la
revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale
nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier
injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la
cualidad más linda de un revolucionario”.

Una lucha larga y cruenta
Podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero
no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello, de lograr
la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras
de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas,
ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días
el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha
larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en
las ciudades, en las casas de los combatientes… Nos empujan a esa lucha;
no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla.
(De Che Guevara: Crear dos, tres… muchos Vietnam es la consigna. 1967)

Antiimperialismo e internacionalismo
La lucha contra el imperialismo por librarse de las trabas coloniales o
neocoloniales que se lleva a efecto por medio de las armas políticas, de
las armas de fuego o por combinaciones de ambas, no está desligada de la
lucha contra el atraso y la pobreza; ambas son etapas de un mismo camino
que conduce a la creación de una sociedad nueva, rica y justa a la vez. Es
imperioso obtener el poder político y liquidar a las clases opresoras,
pero, después hay que afrontar la segunda etapa de la lucha que adquiere
características, si cabe, más difíciles que la anterior.
Desde que los capitales monopolistas se apoderaron del mundo, han
mantenido en la pobreza a la mayoría de la humanidad repartiéndose las
ganancias entre el grupo de los países más fuertes. El nivel de vida de
estos países está basado en la miseria de los nuestros; para elevar el
nivel de vida de los pueblos subdesarrollados, hay que luchar pues, contra
el imperialismo. (…)
No hay fronteras en esta lucha a muerte; no podemos permanecer
indiferentes frente a lo que ocurre en cualquier parte del mundo; una
victoria de cualquier país frente al imperialismo es una victoria nuestra,
así como la derrota de una nación cualquiera es una derrota para todos. El
ejercicio del internacionalismo proletario es no solo un deber de los
pueblos que luchan por asegurar un futuro mejor; además, es una necesidad
insoslayable. (…)
No puede existir socialismo si en las conciencias no se opera un cambio
que provoque una nueva actitud fraternal frente a la humanidad, tanto de
índole individual, en la sociedad en que se construye o está construido el
socialismo, como de índole mundial en relación a todos los pueblos que
sufren la opresión imperialista. (…)
¿Cómo puede significar beneficio mutuo vender a precios de mercado mundial
las materias primas que cuestan sudor y sufrimiento sin límite a los
países atrasados y comprar a precios de mercado mundial las máquinas
producidas en las grandes fábricas automatizadas del presente? Si estas
son las relaciones, los países socialistas son en cierta manera cómplices
de la explotación imperial. Se puede argüir que el monto del intercambio
con los países subdesarrollados, constituye una parte insignificante del
comercio exterior de estos países. Es una gran verdad, pero no elimina el
carácter inmoral del cambio. Los países socialistas tienen el deber moral
de liquidar su complicidad tácita con los países explotadores de
Occidente.(…)
No hay otra definición del socialismo, válida para nosotros, que la
abolición de la explotación del hombre por el hombre. Mientras esto no se
produzca, se está en el período de construcción de la sociedad socialista
y, si en vez de producirse este fenómeno, la tarea de la supresión de la
explotación se estanca o, aun, retrocede en ella, no es válido hablar
siquiera de la construcción del socialismo.
(De Che Guevara: Discurso de Argel, 1965).

Los principales enemigos: imperialismo y latifundismo
El latifundio, ya como forma de explotación primitiva, ya como expresión
de monopolio capitalista de la tierra, se conforma a las nuevas
condiciones y se alía al imperialismo económico eufemísticamente llamado
“subdesarrollo”, que da por resultado el bajo salario, el subempleo, el
desempleo; el hambre de los pueblos.  n
(De Che Guevara: La revolución cubana, ¿una excepción?, 1961).

No hay gobierno que pueda llamarse revolucionario aquí en América, si no
hace como primera medida una reforma agraria. Pero, además, no puede
llamarse revolucionario el gobierno que diga que va a hacer o que haga una
reforma agraria tibia; revolucionario es el gobierno que hace una reforma
agraria cambiando el régimen de propiedad de la tierra, no solamente
dándole al campesino la tierra que sobra, sino, y principalmente, dándole
al campesino lo que no sobre, la que está en poder de los latifundistas,
que es la mejor, que es la que rinde más, y es además la que le robaron al
campesinado en épocas pasadas.
Eso es reforma agraria y con eso deben empezar todos los gobiernos
revolucionarios, y sobre la reforma agraria vendrá la gran batalla de la
industrialización del país.
(De Che Guevara: Mensaje a los jóvenes, 1960).

La forja del hombre nuevo
La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el
pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que
pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al
aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este
período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles. La
mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras
exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y,
por ende, en la conciencia.
En el esquema de Marx se concebía el período de transición como resultado
de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus
contradicciones; en la realidad posterior se ha visto cómo se desgajan del
árbol imperialista algunos países que constituyen ramas débiles, fenómeno
previsto por Lenin. En estos, el capitalismo se ha desarrollado lo
suficiente como para hacer sentir sus efectos, de un modo u otro, sobre el
pueblo, pero no son sus propias contradicciones las que, agotadas todas
las posibilidades, hacen saltar el sistema. (…)
En estos países no se ha producido todavía una educación completa para el
trabajo social y la riqueza dista de estar al alcance de las masas
mediante el simple proceso de apropiación. El subdesarrollo por un lado y
la habitual fuga de capitales hacia países «civilizados» por otro, hacen
imposible un cambio rápido y sin sacrificios. Resta un gran tramo a
recorrer en la construcción de la base económica y la tentación de seguir
los caminos trillados del interés material, como palanca impulsora de un
desarrollo acelerado, es muy grande.
Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo
la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas
que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la
rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se
puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer
una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y
donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre
tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el
desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente
con la base material hay que hacer al hombre nuevo.
De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de
movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral,
fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo
material, sobre todo de naturaleza social.
(De Che Guevara: El hombre nuevo, 1965).

-- 
Partido Comunista Revolucionario de la FCEN-UBA
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Universidad de Buenos Aires

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