[Todos] Homenaje a Oscar Varsavsky , 10ma y última Parte (se recomienda enfáticamente su lectura )

NEI-Graduados nei en de.fcen.uba.ar
Mar Dic 23 09:53:04 ART 2008


Homenaje a Oscar Varsavsky, 10ma y última Parte

Recomendamos enfáticamente la lectura de esta última parte del homenaje a
Oscar Varsavsky aún no habiendo leído las anteriores partes de dicho
homenaje.

Proponemos a los lectores analizar, a la luz de este último material que
les estamos enviando, el período 1955-1966 en la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales para entonces compararlo con el presente de la misma
Facultad.

Cualquier parecido con la actualidad no es casualidad.


EVOLUCIÓN DE ESTE PROBLEMA EN LA FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

"Esta Facultad estuvo dirigida —desde octubre de 1955 hasta junio de 1966—
por un grupo de profesores y graduados (…)  que podemos llamar Reformista
para dar idea de su ubicación en las luchas universitarias y de su
heterogeneidad política. Sus integrantes tenían un buen entrenamiento
científico, gran deseo de sacar al país de su estancamiento pero escaso
conocimiento de sus realidades, (…) y una eficiencia apreciable en
docencia e investigación. En resumen, liberales de izquierda, inteligentes
pero sin experiencia ni talento políticos. (…)

Durante el peronismo, la Facultad se había convertido en un refugio de
fósiles. (…) eran un enemigo ideal: incapaces, reaccionarios, serviles con
el régimen por interés y por cobardía. Ninguna voz se alzó para
defenderlos a la caída del peronismo.

Cuando el grupo Reformista tomó el control de la Facultad —simplemente por
el vacío político y por su mayor prestigio intelectual— le fue fácil
barrer con la mayoría de los fósiles peronistas.Pero los fósiles
antiperonistas se sentían con pleno derecho a ocupar las cátedras
desocupadas por sus congéneres en desgracia, y así lo hicieron en la
mayoría de las demás facultades y universidades del país. Nuestra Facultad
estaba también amenazada por esta 'restauración' anacrónica.

Este peligro definió la actitud del grupo Reformista durante los primeros
años. Las causas fueron múltiples: el nivel calamitoso de la enseñanza era
un hecho real, que nos obligaba a dedicar grandes esfuerzos para mejorarla
y para evitar que cayera en manos ineptas. La tarea de mejorar la
enseñanza y organizar la investigación nos gustaba 'de alma' (varios de
los líderes del grupo eran maestros). Nos sentíamos capaces de hacerlo
bien y deseábamos mostrar al mundo que los argentinos no éramos
subdesarrollados.

Algunos intentos del subgrupo politizado por participar en la vida
política nacional (…) fracasaron sin pena ni gloria (…) nos resignamos
—con gusto— a la idea de que nuestro papel era crear la base científica
que permitiera alcanzar un desarrollo tecnológico económico apto para
transformar la sociedad.

Aun sospechando del desarrollismo, lo adoptamos implícitamente (…)
Despolitizándonos en la práctica, nos dedicamos, pues, a 'desarrollar' la
Facultad. Y para eso, como dije, el inconveniente más grave era la
prevista invasión de fósiles antiperonistas. Pero nuestra posición era
delicada, pues se asemejaba sospechosamente a la de tantas 'trenzas'
clásicas de nuestra Universidad, que cerraban el paso en los concursos a
sus opositores por intereses políticos o venales. (…)

Fue natural entonces que recurriéramos a métodos 'objetivos' para
demostrar la incapacidad de los fósiles: número de artículos publicados en
revistas de prestigio internacional, jurados extranjeros de renombre, poco
peso a la antigüedad en la docencia, etcétera. Estos controles del nivel
científico no pudieron ser objetados por los candidatos fósiles y tuvimos
pleno éxito en alejarlos (con las inevitables excepciones).

Pero —es evidente ahora, a posteriori—, fueron reemplazados no por el tipo
científico politizado que deseábamos, sino por cientificistas. Las
veintenas de jóvenes que habíamos ido enviando al extranjero, competían en
los concursos, y los que ganaban eran —por supuesto— los que mayor
adaptabilidad habían mostrado a la ciencia del Norte. El Consejo Nacional
de Investigaciones, (…)  nos estimulaba económicamente en la política de
enviar jóvenes inmaduros al extranjero, seleccionándolos por sus méritos
cuantificables: notas y trabajos. Se les garantizaba a su regreso medios
de trabajo similares a los que tenían en el Norte. Muchas fundaciones
extranjeras contribuyeron a costear los laboratorios necesarios para
acomodar a tantos nuevos científicos.

No éramos ciegos al fenómeno, pero ya no podíamos liquidar el eficiente
instrumento que habíamos creado ni estábamos convencidos de que fuera
necesario. Así tuvimos que aceptar a muchos profesores cuya indiferencia
por el país y la sociedad era evidente (incluso pretendían no dar clases
para dedicar todo su precioso tiempo a la investigación) o de ideología
netamente reaccionaria.

No hicimos prácticamente nada por detener este fenómeno y eso por varios
motivos: no lo creíamos tan extendido; no valorábamos bien su importancia;
estábamos orgullosos del nivel alcanzado por la Facultad, ya reconocido
internacionalmente; la mayoría de los alumnos estaba satisfecha con ese
estado de cosas.

Además, plantear el problema de fondo hubiera significado dividir el grupo
Reformista (…) El grupo Reformista iba perdiendo homogeneidad a medida que
transcurrían los años y se mantenía unido sólo porque nadie veía con toda
claridad esos problemas de fondo (…) Así pues, cuando algunos grupos
minoritarios de estudiantes comenzaron a acusarnos de cientificismo,
nuestra sorpresa fue grande, y nuestra reacción, negativa. (…) el ataque
fue llevado contra todo el grupo Reformista y contra toda su obra, lo cual
impidió que los profesores más politizados pudieran participar, o siquiera
comprender el movimiento. Era difícil explicarse por qué, habiendo tantos
problemas políticos en el país y en la Universidad, y habiendo tantas
Facultades totalmente dominadas por grupos reaccionarios (…) se planeaba
una lucha interna justamente en la nuestra (…)

Todas estas circunstancias retrasaron tanto el análisis a fondo del
problema que en junio del '66 sorprendió a la Facultad sin comprender
todavía qué era el cientificismo.

Esta descripción somera y superficial de lo ocurrido, explica sin embargo
por qué no hubo fuerza ni convicción política para proponer una ciencia
rebelde. La incluyo porque además de su limitado interés local y
anecdótico, refleja un conflicto que he visto reproducirse en otras
universidades latinoamericanas.

La pérdida de la ilusión desarrollista-cientificista permite ahora que los
más politizados se planteen el problema general de la misión de la ciencia
en esta sociedad y lleguen a la conclusión de que ella consiste en
participar directamente en el proceso de reemplazarla por otra mejor y en
la definición e implementación de ésta. (…) Que esto sea o no en vano
depende, sin duda, en primer lugar, de que ese cambio tenga una base
material que lo haga posible. Pero pasar de la posibilidad al hecho
requiere varias condiciones de coyuntura. Tal vez el planteo de una
ciencia rebelde contribuya a crearlas."

Oscar Varsavsky, "Ciencia, Política, y Cientificismo"


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