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¿Transferencia exitosa a la sociedad? ¿O reducción de costos al sector
privado y autofinanciamiento?


Te preguntarás por qué otro mail más sobre el Konabot. Desde La Mella
queremos sentar nuestra posición respecto del tema, pero no sobre el hecho
de que se haya firmado un convenio sin que los integrantes del grupo
supieran, ni de que se ponga en riesgo una línea de investigación,
actitudes claramente vergonzosas de por sí, pero cosas sobre las que ya se
ha dicho mucho con lo que coincidimos.

Sin embargo sí hay un tema sobre el que no se ha hablado tanto y que para
nosotros corresponde poner sobre la mesa de discusión. Nos referimos al
hecho de que se esté transfiriendo tecnología y conocimiento desde la
universidad pública a una empresa privada; y nos referimos a ese hecho en
sí mismo.

¿Por qué pensamos que esta es una discusión en sí misma? Porque, más allá
de que este convenio sea paupérrimo, lo que está ocurriendo pone a la
vista de todos una política que tiene sus vericuetos y que tenemos que
aprovechar para empezar a discutirlos y no dar por naturales cosas que no
lo deberían ser.

Nos referimos al hecho de que se esté cediendo (o incluso vendiendo) una
tecnología generada en el seno de la universidad pública, con gente pagada
con el (magrísimo) presupuesto proveniente del estado, desarrollado en un
espacio sostenido con plata de toda la gente, a una empresa privada cuyo
objetivo “natural” es ganar dinero. Y que, para colmo, nos presenten esta
situación como “un caso de éxito en materia de transferencia”, como si
esto beneficiara per se a la sociedad.

Asumiendo que estamos de acuerdo en que cederle una tecnología a una
empresa privada no genera de por sí un beneficio para la sociedad la
pregunta que cabe es por qué alguien, y con alguien nos referimos a un
sector político y no a una persona en particular, estaría tan interesado
en que esto suceda; nos preguntamos esto porque efectivamente la gestión
de nuestra facultad está interesada. En este plano se abren para nosotros
dos líneas. Por un lado vemos que desde la gestión de la facultad y desde
el recientemente creado Ministerio de Ciencia y Técnica se viene
pregonando una línea de política científica en donde la
transferencia a la “sociedad” (que según ellos ocurre por "derrame" como
consecuencia de transferir a las empresas) se plantea como la solución a
todos los males del país. Sin embargo hasta la fecha parece que no tienen
demasiados ejemplos de esta práctica, y es por eso que ese sector político
está desesperado por mostrar que su perspectiva es realizable. Desde
nuestro punto de vista este tipo de transferencia no constituye de ninguna
manera un beneficio para la sociedad, de hecho vemos que con suerte se
perfila como una reducción en los costos de producción de tecnología para
algún puñado de empresas que pudieran aprovechar estos desarrollos e,
incluso, ni siquiera queda claro que dichas empresas existan o puedan
existir en nuestro país como empresas nacionales.

En una segunda instancia, pero no con menor importancia, aparece la
cuestión económica. El escaso presupuesto que el Estado concede a la
Universidad pone en riesgo la continuidad de la educación superior y de la
investigación científica. En este plano la gestión de esta Facultad,
aunque todos los años aprueba un presupuesto varias veces mayor al
otorgado, no se compromete haciendo la presión política para obtenerlo. En
cambio prefieren echar mano de otras formas de financiamiento, es decir,
buscar ingresos externos para la Facultad (los llamados recursos propios).
En ese sentido la “transferencia”, o mejor dicho la venta de servicios,
patentes, tecnologías, etc., constituye una potencial entrada de
considerables sumas de dinero. Entendemos que esta forma de financiamiento
va en contra de la autonomía universitaria pues ata, aunque sea en parte,
a la universidad a investigar y enseñar aquellos temas que sean rentables;
por lo tanto va en detrimento de aquellos que no lo sean, incluso aunque
sean tal vez los de mayor importancia a largo plazo o de utilidad a
mediano o inmediato plazo para el conjunto de la sociedad. En este punto
nos parece que vale la pena recordar que el autofinanciamiento, es decir
la búsqueda de recursos propios por parte de las universidades, y el
financiamiento externo en general (como subsidios, fondos, etc.) fueron
las políticas impulsadas por el neoliberalismo salvaje de los 90's cuyo
objetivo era privatizar la educación superior en todos sus niveles. Por lo
que llama la atención que quienes se cansan de hablar de lo mejor que
estamos ahora en comparación a esa “época nefasta” al mismo tiempo sigan
llevando adelante esta forma de financiamiento.(1)

Por esto es que planteamos que se debe anular el convenio con la empresa
Robots del Sur S.A. Y que en todo caso se deben buscar los canales para
poder hacer una transferencia que realmente beneficie a la sociedad, ya
sea a través de la creación de empresas del Estado, o de la aplicación
directa por parte de la facultad de esta tecnología en aquellos lugares
donde se necesite.

Para nosotros la discusión está planteada, es hora de que empecemos a
discutir qué ciencia queremos, en qué universidad la queremos, y para qué
sociedad las queremos.


(1) Sobre nuestro argumento de por qué el autofinanciamiento deterioria la
autonomía podés consultar http://www.lamella.com.ar/node/722


-- 
La Mella en Exactas
en la Corriente Julio Antonio Mella
www.lamella.com.ar
exactas en lamella.com.ar