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La enseñanza y formación de nuevos graduados, científicos y profesionales
es la tarea principal, junto con la investigación y la extensión, de la
Universidad Pública. El mecanismo mediante el cual se seleccionan los
docentes, está íntimamente ligado a la orientación que se pretende dar a
la enseñanza en el ámbito universitario y, por lo tanto, al profesional
que allí se forma. En este sentido, una preocupación creciente en la
facultad es la necesidad de un debate amplio y serio sobre qué aspectos
están bien y qué aspectos hay que revisar del actual sistema de concursos
docentes de la FCEyN. Como marco general en este debate, es necesario
mencionar que en muchas facultades de la UBA predomina un mecanismo casi
feudal donde las autoridades designan a dedo a los profesores y los jefes
de cátedra hacen lo propio con los docentes auxiliares. Este
funcionamiento resulta retrógrado e inaceptable ya que constituye una
lápida para el pensamiento crítico y la renovación académica.

En nuestra facultad si bien se concursan todos los cargos, el sistema
actual dista mucho de ser el ideal. Vivimos en muchos casos arbitrariedad
y discrecionalidad en la forma en la que se fijan y cambian las reglas y
criterios de evaluación, desde cómo se seleccionan los jurados, la
subjetividad con la que se miden los antecedentes y la prueba de
oposición. Sin embargo, cada vez que alguien se atreve a cuestionar el
sistema actual, es tildado de querer terminar con los concursos
"periódicos, abiertos y transparentes" en pos del enquistamiento de los
malos docentes.

Desde distintos espacios de docentes y graduados se han propuesto
iniciativas, proponiendo cambios y modificaciones en el actual mecanismo
de selección de docentes. Desde Graduados Al Frente hemos presentado
algunos proyectos que han sido aprobados en el Consejo Directivo (como por
ejemplo, sobre el derecho a indemnización para los docentes auxiliares, la
prórroga en el cargo por enfermedades de largo tratamiento, entre otros).
Sin embargo, sabemos que aún queda mucho camino por recorrer.

Los criterios de evaluación y la transparencia en los concursos docentes

Una de las críticas más usuales al sistema de concursos son los criterios
que se utilizan para evaluar a los aspirantes. Cada vez se subestima más
la labor docente, reduciendo la evaluación de la calidad docente a la
prueba de oposición. En pocos concursos se tienen en cuenta las tareas de
innovación didáctica, armado de nuevas materias, aportes curriculares o
las encuestas docentes. En cuanto a la investigación, se cuenta el número
de publicaciones, pero esta métrica no dice mucho acerca de la relevancia
de la investigación en el avance de las fronteras del conocimiento, de su
pertinencia social o estratégica para el desarrollo del país. Uno podría
preguntarse si es tan sólo una cuestión de criterios. Si se definen
criterios justos y uniformes, que no varíen radicalmente concurso a
concurso como sucede hoy, sin duda sería un avance a la situación actual.

En el último tiempo en varios concursos hemos observado la utilización de
dos criterios que merecen al menos una discusión abierta, ya que los
mismos podrían ir en contra del reglamento. El primer caso se trata del
uso de "ventanas" para la evaluación de los antecedentes de los
aspirantes, de forma tal que sólo se consideran los antecedentes de un
determinado lapso temporal (por ejemplo los últimos 3 o 5 años). Si bien
podría discutirse la manera de ponderar los antecedentes más recientes, no
parecería razonable, por ejemplo, asignarle cero puntos en antecedentes
docentes a alguien que en los últimos años no se ha dedicado a la
docencia, pero que ha sido docente durante varios años previamente. El
otro criterio es el de saturar los puntajes en la mayor parte de los ítems
con muy pocos antecedentes, lo que achata la evaluación y restringe el
concurso al ítem no saturado. Esto tergiversa en los hechos, la
ponderación que el reglamento determina para cada ítem.

Por otro lado, la transparencia es un punto clave para que un sistema de
concursos tenga sentido. Sin embargo, hoy es el Consejo Directivo quien
define los jurados, los veedores, analiza las impugnaciones, aprueba los
concursos y promociones, redistribuye los cargos de profesores por
vacancia, jubilación o fallecimiento (a través de la Comisión Ad-Hoc). Un
Consejo Directivo donde las autoridades a través de su agrupación ADU con
lista única en el claustro de profesores y Sumatoria en graduados cuenta
con 11 votos sobre 16. Así, ni siquiera se garantiza el mínimo contralor
en los concursos docentes, negando también el nombramiento de veedores por
las minorías. Esta concentración de las decisiones en el Consejo Directivo
para establecer quién trabaja y quién no en la facultad, lleva muchas
veces a la deformación del sistema de concursos. Desde conCienciaCrítica
pugnamos porque esta situación se revierta, y que dejen de utilizarse los
concursos de docentes auxiliares y profesores, para premiar a los amigos y
castigar a quienes no se subordinan. De no ser así, estaríamos cayendo en
un régimen inaceptable, que va en contra del desarrollo académico de
nuestra Facultad y cercena el derecho al ingreso, la permanencia y la
promoción a los cargos docentes en base a los méritos académicos y no en
función de sus relaciones o afinidades políticas.

La inestabilidad laboral de los auxiliares

Los docentes auxiliares de nuestra facultad tenemos algo similar a un
contrato a término sólo por tres años, sin derecho a la renovación en el
cargo como tienen los profesores. Esta precariedad es perniciosa, no
solamente desde el punto de vista individual del docente como un
trabajador a quien no se le reconocen los derechos laborales básicos, sino
también desde el punto de vista de la Universidad. El sistema de concursos
actual, sobre todo en el caso de los auxiliares, está enmarcado en una
concepción liberal basada en la competencia. Para permanecer en el sistema
hay que "ganarle" al que tenés al lado, publicar más que tu colega. Tu
compañero es tu competidor. Esta concepción de "librecompetencia" no
fomenta ni mejores docentes, ni el desarrollo de una mejor ciencia, y deja
afuera de la facultad docentes-investigadores muy valiosos. Peor aún, se
reproduce esta concepción hacia los alumnos que se están formando como
futuros profesionales. Sobre la base de contrarrestar estas concepciones
podremos preguntarnos si no resulta razonable que un docente-investigador
que cumple adecuadamente sus tareas pueda continuar en su cargo. Debemos
sentar las bases para generar un proyecto de educación e investigación
basado en la cooperación, y no en la competencia. Porque si trabajamos con
el otro y no contra el otro, la docencia y la investigación de la FCEyN
van a ser mejores. Porque si nos sacamos de encima el yunque de no saber
si nos quedamos sin trabajo en el próximo concurso, vamos a estar más
libres para dar mejores clases a nuestros alumnos y ellos van a formarse
en otro marco referencial.

Uno de los ejes de discusión de los últimos años es la necesidad de
igualdad de derechos para todos los docentes de la Facultad. En ese
sentido, surge la propuesta de incorporar la figura de concurso de
renovación (como tienen los profesores regulares) para los auxiliares,
sobre todo en aquellos casos donde el docente ya ha demostrado en
numerosos concursos su capacidad e idoneidad para el cargo que ocupa, o en
los casos que involucran la continuidad y profundización de las líneas de
investigación (dedicación exclusiva). Este es un debate que queremos
seguir abordando.

El eslabón más débil: los docentes interinos

Si bien los docentes auxiliares en esta facultad no contamos con ninguna
estabilidad laboral, sin dudas es en el caso de los interinos donde esta
situación se vuelve más crítica. Es de destacar que en algunos
departamentos de nuestra facultad la proporción de docentes interinos
alcanza al 40% de la planta de auxiliares. Sumado a esto, en el último
tiempo se ha profundizado la precarización: las designaciones de docentes
interinos no se realizan por un año, como se acostumbraba, sino por 6
meses. El reglamento permite designaciones interinas por plazos de hasta 3
años, pero esto en general no se concreta, y en la mayoría de los
departamentos los docentes en esta condición se ven obligados a concursar
todos los años. Esto ocurre porque el período de designación de los
interinos culmina "(...) automáticamente al entrar en vigencia un Orden de
Méritos de un Concurso Regular sustanciado con posterioridad a la fecha de
designación interina y de la misma categoría, dedicación y área o grupo de
materias para las que fuera designado, o cuando se reincorpore el titular
del cargo" (Res. CD 660/97).

En la mayoría de los departamentos, hay concursos para el mismo tipo de
cargo todos los años, por lo que los docentes interinos deben presentarse
en todas las ocasiones para "revalidar su cargo". Para buscarle solución a
esta problemática presentamos un proyecto en el Consejo Directivo en
conjunto con la gremial docente, que modifica la resolución anteriormente
citada y propone que las designaciones interinas caduquen "(...) cuando se
cumpla el período de designación del cargo interino o cuando se sustancia
el concurso regular de los subcargos correspondientes(...)". Esto
significa que la designación del docente interino puede durar, si el
departamento así lo solicita, y si no se reintegran los docentes regulares
en uso de licencia, lo mismo que duraría la designación regular.

Al mismo tiempo, estamos trabajando en otras propuestas tendientes a
reducir el número de interinos de la facultad. Entre ellas un proyecto que
plantea la regularización automática del docente interino en caso de
renuncia del titular del cargo y el aumento en la duración de la validez
de los órdenes de mérito.

Nombramientos postergados

Otra problemática a abordar es una situación que se ha extendido y resulta
inadmisible. Los docentes auxiliares comienzan a trabajar antes de que se
haya formalizado su nombramiento en el Consejo Directivo. Producto de los
tiempos administrativos de la Facultad, llegan a pasar hasta 2 o 3 meses
hasta que son efectivamente nombrados, pero nunca reciben su salario por
esos meses que trabajaron. Desde conCienciaCrtítica creemos que ningún
docente debe trabajar gratis, por eso hemos elaborado desde Graduados Al
Frente un proyecto de resolución para que la fecha de designación,
independientemente de los trámites burocráticos, coincida con aquella en
que los docentes inician efectivamente su tareas (a través de la
información que constate el Departamento respectivo).

Sobre la doble exclusividad

Muchos docentes exclusiva de la facultad son además investigadores
exclusiva del CONICET. Creemos que esta es una problemática que también
debe abordarse. Nos preguntamos: Si los que están en carrera de
investigador, y al mismo tiempo desean ejercer la docencia, tuviesen
cargos simples en la facultad ¿No se contaría con mayores recursos para
crear cargos exclusiva en áreas de vacancia o para tener mayor número de
docentes auxiliares donde hagan falta o incluso generar cargos de
exclusividad a la investigación como existe en otras facultades de la UBA?
Nos parece importante abrir este debate, más aún cuando muchos doctores
han sido expulsados de la carrera científica del CONICET a pesar de sus
méritos académicos y se plantea desde el MinCyT que uno de los ámbitos
donde podrían ser incorporados es en las Universidades Públicas.

Cómo seguir

Desde conCienciaCrítica estamos convencidos de que el camino a seguir para
avanzar hacia un Reglamento de Concursos más justo y democrático, a través
del debate y con el protagonismo del conjunto de los docentes y graduados
de la facultad. Porque entendemos que la docencia es una tarea que debe
jerarquizarse en la FCEyN. Sigamos recorriendo juntos este camino.

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