[Todos] Basta de represión e impunidad por los delitos ambientales

Comisión de bienes comunes bienescomunes en agrupaciones.fcen.uba.ar
Vie Oct 23 12:01:55 ART 2015


Repudiamos la represión ocurrida esta madrugada en el corte de ruta que
reclamaba medidas concretas contra Barrick Gold por el derrame de más de
un millón de litros de solución cianurada en la mina Veladero, en San
Juan. También repudiamos la represión que se desató hace unos días en
Famatina, también contra ciudadanos que reclamaban contra la megaminería
metalífera. Creemos que estos hechos hacen más necesario que nunca
profundizar el debate sobre el extractivismo. Por eso compartimos con
todos este análisis que surgió a raíz de una respuesta que nos llegó a la
cuenta de Facebook de la Comisión de Bienes Comunes, con respecto al mail
que mandamos hace unos días.

Tu intervención caracteriza a la megaminería como parte de una supuesta
necesidad estratégica, vinculada a la demanda de bienes de consumo que
requieren minerales en su manufactura. (correginos, si te parece que no es
así, claro). Encontramos esta caracterización al menos limitada, si lo que
intentamos es dar un debate sensato sobre esta problemática.

El ámbito de circulación del material extraído en los yacimientos
metalíferos a cielo abierto en San Juan o Catamarca supera por lejos la de
nuestro país o la de América Latina; de hecho fluye y se integra a un
mercado internacional de commodities. Estamos hablando de materiales que
tienen (o tenían hasta hace poco, más bien) un precio muy conveniente en
el mercado internacional y que se exportan sin ninguna elaboración: no hay
agregado de valor en el país. En ese sentido es que distintos autores
hablan de economías de enclave, porque no generan encadenamientos
productivos locales, siendo una de las tantas promesas incumplidas en
tantos pueblos y ciudades en nuestra cordillera. Difícilmente ignores
estas cuestiones, pero las reponemos para dar un marco a la discusión. En
este escenario ampliado ocurren varias cosas:

No hay necesidades estratégicas tal como las presentás, a menos que
pienses en la mano del mercado (mundial) como el estratega, porque es
claro que las empresas transnacionales detrás de estos emprendimientos no
tienen como objetivo estratégico resolver las necesidades de
abastecimiento de la población, sino asegurar un margen de ganancia. Es la
clásica premisa liberal de que actores persiguiendo sus intereses
particulares generan eventualmente bienestar en toda la población, premisa
al menos, discutible. Ahora bien, asumir "necesidades" como dadas, aunque
sea una bicicleta o un auto es naturalizar en primer lugar el lugar de
países como el nuestro en el mapa político mundial como proveedores de
materias primas para los países industrializados, perpetuando la asimetría
en los términos del intercambio y un flujo neto de materia y energía a los
sumideros que constituyen los países "centrales". No es una controversia
nueva, las "teorías de la dependencia" se han ocupado de esto desde hace
más de cincuenta años.

Por si no nos explicamos bien, esta operación de naturalización se
construye colapsando y comprimiendo una multitud de procesos y escalas.
"Se obtiene hierro de las minas para hacer las bicicletas o autos o
computadoras que usa la gente". O "sin los metales extraídos en estas
minas donde el recurso se encuentra diseminado no habría bicicletas (o
computadoras o autos)".

Por un lado, naturaliza la tendencia a la concentración del mercado en un
número de empresas de dimensiones crecientes, aquéllas que disponen del
capital y la tecnología para poder dar el salto de escala necesario para
poder extraer minerales allí donde se encuentran diseminados pero en
cantidad suficiente para llevar adelante la explotación a gran escala y a
cielo abierto. Y sí, omitiste ese salto de escala. No hay megaminería
artesanal. Este fenómeno de concentración no es novedoso ni único de la
minería de metales: ocurre también con el petróleo y con la producción
industrial de alimentos (en particular, con las empresas proveedoras de
semillas y químicos). Y tampoco es susceptible de una naturalización
benevolente: estas empresas transnacionales son otro de los pilares de lo
que se puede llamar un orden neocolonial que sostiene el mencionado flujo
de recursos hacia el los países industrializados y la ya dicha asimetría.
Dicho esto, la verdad es que no es claro en absoluto cómo se puede separar
la naturaleza transnacional de estas empresas de los emprendimientos que
llevan a cabo. Si vamos al caso, Vale tiene participación del estado
brasileño en su directorio, pero tuvo un pie puesto en Potasio Río
Colorado en Mendoza para producir un producto preciado para los
agricultores brasileños: la potasa. Participación estatal, mismo flujo de
recursos entre países.

Justamente bajo la luz de este contexto geopolítico es donde se vuelve
claro el peso específico de estas empresas en el escenario económico,
político y social en nuestro país, y las herramientas por medio de las
cuales hacen valer su poder de presión, disuasión y llegado el caso, de
represión: muchas veces, ni siquiera por sus propios medios, sino por
medio de gobernadores sedientos de recursos en provincias con carencias
estructurales y tejidos productivos débiles o una prensa entregada. O la
comunidad académica, ¿verdad? Vale echar un ojo a las declaraciones del
gobernador Gioja o las que elige cuidadosamente reproducir la prensa local
a lo largo de la cordillera; o las intervenciones a sangre y fuego de
Gendarmería y las policías locales. O el muro que rodea la legislatura de
Neuquén. Y son intervenciones directas en el orden democrático, como le
gusta decir a algunos. En tu intervención hablás de ríos y aluminios y
sulfato que te dan diarrea, pero de la gente que vive ahí, ni mu. Así que
esto no parece ser un problema.

Por otro lado, se oculta todo interpretación de la demanda de minerales en
el mercado internacional. Decís que sin minería de metales diseminados en
nuestro país no habría bicicletas: parece una afirmación que tendrías que
argumentar. O quizás simplemente ese enunciado esconde que la demanda de
metales no es para bicicletas (o autos o computadoras), sino para sostener
un orden socioeconómico desbocado (en el que se fabrican y venden
toneladas de armas, y bicicletas, también, sí), que no vacila en devorarlo
todo para poder crecer mientras pueda. La ilusión del crecimiento infinito
terminó, pero la economía de los países industrializados sigue apostando
por el crecimiento del consumo y dicho consumo no se ha desmaterializado
en absoluto (es decir, requiere cantidades no sólo no decrecientes, sino
crecientes de materia y energía). Antes de adherir automáticamente a
semejante aventura (que sí podemos llamar suicida), vale entregarse al
menos unos segundos a la reflexión.

Como pueden ver, nuestra posición no es dogmática: el dogmatismo no
interpreta, no complejiza y sí invisibiliza, simplifica, oscurece.




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