[Profesores] Sobre Daniel Bes, por Jorge Kurchan

Hernan Grecco hgrecco en df.uba.ar
Mar Nov 21 12:30:25 -03 2023


Hola,

Comparto un texto que me hizo llegar Jorge Kurchan sobre quién fuera su
director de doctorado, Daniel Bes. Muchas gracias Jorge por el aporte.

Saludos,

Hernán Grecco
Departamento de Física

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Hace unos días murió Daniel Bes, al cabo de una larga vida dedicada a la
ciencia, y a la ciencia en Argentina, durante la cual escribió numerosos
artículos científicos, fundó una carrera de ingeniería, una revista de
divulgación científica, dirigió la Asociación Física Argentina, pero por
sobre todas las cosas, "hizo escuela".

Su especialidad fue la física nuclear, un campo adonde el progreso fue
siempre difícil, porque estudia un sistema que tiene un tamaño
incómodamente intermedio entre lo muy grande y lo muy pequeño: En el centro
de un átomo hay un  núcleo hecho de protones y neutrones, por ejemplo en el
plomo 87 y 125, respectivamente.  Aage Bohr (hijo del gran Niels Bohr), Ben
Mottelson y Leo Rainwater habían descubierto que algunas de sus propiedades
 se entienden fácilmente si aceptamos que los protones y neutrones se
congregan en movimientos que forman “olas” o “mareas” en la superficie del
núcleo. Muchas, pero no todas: las partículas en parte comparten el
movimiento colectivo, y en parte conservan su individualidad.  Por esa
intuición y su desarrollo recibieron eventualmente el Premio Nobel.

A una Copenhagen de mediados de los cincuenta, adonde trabajaban Aage Bohr
y Ben Mottelson, llegó Daniel Bes, con una joven esposa, un bebé, y
escasísimos conocimientos de mecánica cuántica.  Bajo la sombra tutelar de
Niels Bohr, el instituto de física de Copenhagen atraía en esos tiempos
figuras que hoy pertenecen a la historia de la física. Con trabajo
terriblemente duro, Daniel consiguió remontar una diferencia entre el nivel
de un centro mundial y la Buenos Aires de entonces, científicamente
increíblemente periférica. ("Lo bueno de tener profesores tan malos es que
nos obligaba a aprender a arreglarnos entre nosotros", diría mas tarde
sobre la UBA de los '50). Con el grupo de Copenhagen llegó a entablar una
colaboración, y una amistad, que duraron muchos años después de su retorno
a Argentina. De esos años surgió la pasión a la que dedicó buena parte de
sus esfuerzos: cómo hacer una teoría cuántica donde las partículas aparecen
dos veces: una como individuos y otra como miembros de movimientos
colectivos, de los que participan y cuyas influencias sufren, y todo
 respetando el hecho de que ambas cosas son caras de una misma moneda.

Ya de vuelta en Argentina contribuyó a crear a principio de los 60' una
escuela de física en la UBA que fue precursora en Latinoamérica y en el
mundo en desarrollo en general. Pero este comienzo alentador no estaba
destinado a durar: luego de la represión de la "noche de los bastones
largos" de julio del '66 (gobierno de Onganía), Daniel renunció, junto con
tantos otros, y se quedó sin trabajo y con dos chicos chicos. Anduvo
buscando adonde recalar de universidad en universidad de los Estados
Unidos, viajando de una a otra en los ómnibus Greyhound, el vehículo de los
pobres. Y, sin embargo, muchos años después, cuando ser "un renunciante del
'66" ya era un título honorífico, eludía la autocelebracion, e incluso
 trataba con comprensión las críticas que hicieron algunos alumnos de
entonces a la renuncia masiva de sus profesores.

Durante todos estos períodos, y sobre todo a partir de su regreso
definitivo a Buenos Aires, Daniel formó un sinnúmero de colaboradores
jóvenes: doctorandos y post doctorandos. Con su aspecto cosmopolita y
(engañosamente) patricio, podía ser una figura intimidante al principio. Su
capacidad de trabajo era tal, que sus estudiantes nunca pudimos seguirle
verdaderamente el tranco. Daniel creía en la dedicación: se sentía
orgulloso de comparar a los científicos con los humildes monjes del Nombre
de la Rosa, cada uno trabajando silenciosamente en su cubículo. Y eso
mientras durante su larga carrera, se abatieron sobre el país las plagas de
los golpes militares, la guerra, los saqueos y la hiperinflación. Daniel,
que habría podido instalarse en muchos países si lo hubiera deseado,
concluía filosóficamente: "tendría más recursos, pero acá tengo mejores
alumnos".

Daniel Bes siempre consideró esencial para un científico mantenerse a tono
con el mundo, que los jóvenes hicieran una experiencia en el exterior, que
los parámetros de evaluación de la ciencia local fuesen los del mundo en
general. Por esta razón viajaba permanentemente. El día antes de partir por
unos meses, había sobre su escritorio una pila de cassettes de Susana
Rinaldi, que visiblemente planeaba llevarse. "Es que las ausencias ahora se
me hacen largas".

A Daniel no le hubiera gustado que se lo proponga como modelo de nada, y,
por lo tanto, no lo haré. Baste decir que vivió una vida plena, con una
inclaudicante devoción al trabajo, de la cual muchos nos beneficiamos.



                                       Jorge Kurchan
                                       École Normale Superieure, Paris
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