[Todos] experimentación animal, contaminación y grandes nego cios

Alicia Sanguinetti asan en gl.fcen.uba.ar
Sab Jun 6 10:29:13 ART 2009


Por una cuestión técnica ustedes no pueden ver las fotografías
originales que acompañan el siguiente texto. Si entran en los links
indicados podrán verlas así como podrán encontrar más información
sobre el tema.



LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL:

¿UNA CAUSA ENCUBIERTA DE CONTAMINACIÓN AMBIENTAL?

¡POR SUPUESTO!

Fuente: http://www.vivisectionfraud.com/pollution.html

Publicado por Tiempo Animal


¿Se ha preguntado alguna vez por qué el aire que respiramos, la comida
que ingerimos, el agua que bebemos y el terreno sobre el que caminamos
están contaminados? La respuesta que muchos se empeñan en ocultar es
muy simple: la experimentación animal, o vivisección, es la causa
desconocida de la polución ambiental y de los problemas de salud
pública. La investigación animal es una metodología anticientífica
para la consecución de datos químicos fiables. La naturaleza engañosa
de los experimentos con animales crea una cortina de humo que se usa
como pretexto y que permite la continua fabricación de todo tipo de
productos químicos tóxicos y perjudiciales. La vivisección proporciona
una falsa ilusión de seguridad, pero solamente asegura un aumento
continuo de la demanda de venenos “nuevos” y “mejorados” que terminan
contaminando nuestro planeta.

 ¿Cómo se produce la contaminación ambiental?

Cada año se fabrican en todo el mundo decenas de millones de productos
químicos de todo tipo para uso comercial, industrial, agrícola,
militar, doméstico y personal. Aunque se desconoce su número exacto, se
cree que alrededor de 70 millones de productos tóxicos y perjudiciales son
usados solo por la industria estadounidense cada año. (1) Sólo los
pesticidas tienen 40.000 fórmulas diferentes. (2) Los medicamentos se
venden con 205.000 formulaciones distintas. Son esos productos
químicos los que contaminan el aire, el suelo, los ríos, los océanos,
las aguas subterráneas, nuestra comida y nuestros cuerpos. Contaminan
mientras son fabricados, mientras se usan y cuando son arrojados como
deshechos. Contaminan el aire cuando los agentes químicos se extienden
por la atmósfera durante el proceso de fabricación de los productos, y
también cuando se usan y se tiran a la basura éstos. Contaminan los
ríos cuando las empresas vierten aguas contaminadas en los canales
industriales y cuando son vertidos intencionadamente en los desagües o
acaban en ellos por la acción del agua de lluvia. Los productos
químicos contaminan los océanos cuando los ríos llegan a ellos y
cuando las aguas residuales son vertidas en los mares. Contaminan el
suelo y las aguas subterráneas cuando son vertidos en el terreno en
forma de pesticidas o por la rotura de algún conducto, y también
cuando terminan en los vertederos.


El papel de la vivisección

Con objeto de convertir esos venenos en algo aceptable para el público
los imperios químicos, farmacéuticos petroleros se refugian en la
vivisección. Mire a su alrededor, en su casa y en su puesto de trabajo
hay docenas de productos químicos que han sido declarados “seguros” o
“aceptables”.¿Se ha preguntado alguna vez de donde procede la certeza
sobre la seguridad de esos productos?

Todas las certificaciones de seguridad se fabrican en los laboratorios
viviseccionistas.

(3) Entre los animales usados están: ratas, ratones, puercos,
hamsters, ardillas, jerbos, conejos, pescados, sapos, ranas, lagartos,
insectos, perros, gatos, monos, simios, aves salvajes, palomas, pavos,
patos, pollos, vacas, cabras y caballos. Numerosos tipos de pruebas de
toxicidad  LD, LC, LDLo, TCL0, MTD, etc.)se llevan a cabo con el
pretexto de realizar experimentación toxicológica. Otras
investigaciones incluyen pruebas de irritación cutánea y ocular (el
infame Test Draize), de carcinogénesis (cáncer), estudios de
mutagénesis (mutacionesgenéticas), de teratogénesis (defectos de
nacimiento), y estudios de toxicidad reproductiva, hepatotoxicidad
(daño hepático), de nefrotoxicidad (riñón), de neurotoxicidad, etc. A
partir de estos estudios, se reúnen enormes cantidades de datos
ambiguos, contradictorios e inútiles que permiten a los “científicos”
extraer sus conclusiones “científicas”. Por ejemplo, si quieren
“probar” que un producto químico en particular no es cancerígeno, todo
lo que tienen que hacer es presentar las pruebas procedentes de los
experimentos de laboratorio que respalden sus  teorías. Por otra
parte, si desean probar que el mismo producto es cancerígeno
desarrollan otros experimentos de laboratorio que prueben que el
producto es cancerígeno.

El Dr. Bruce Ames, Director del Centro de Ciencias de Salud del
Instituto Nacional del Medio Ambiente de la Universidad de Berkeley,
California, ha dicho lo siguiente: “De los 392 productos químicos
incluidos en nuestra base de datos que han sido probados con ratas y
ratones, 226 demostraron ser cancerígenos por lo menos en uno de los
tests, pero 96 de ellos dieron resultados positivos en ratones y
negativos en ratas, o viceversa.” El Dr. Ames continúa: “Por el
contrario, productos que son cancerígenos en seres humanos no pueden
ser declarados cancerígenos con las pruebas habituales con roedores;
esto fue así durante mucho tiempo en el caso del tabaco y del alcohol,
las dos causas más importantes de muerte por cáncer en Estados
Unidos.” (4)

Un análisis simple de los hallazgos del Dr. Ames prueba que hay un 50
por ciento de posibilidades de que un producto cancerígeno para un
ratón lo sea también para una rata, lo que equivale a jugárnoslo a
cara o cruz. Eso significa que no hay ninguna correlación entre los
resultados obtenidos con ratas y los obtenidos con ratones. Si no hay
correlación entre dos especies de animales tan “estrechamente”
relacionadas, ciertamente no puede haber ninguna entre las ratas y los
perros, ni entre los perros y los gatos, ni por supuesto entre esos
animales y los animales humanos. No es sorprendente que miles de los
carcinógenos “conocidos” podamos encontrarlos de forma habitual en el
agua potable, en la comida y en los productos químicos que usamos. El
cloroformo es uno de esos carcinógenos, un subproducto de la cloración
del agua. Otro ejemplo son los pesticidas que son declarados
cancerígenos en los experimentos con animales y que, sin embargo,
siguen utilizándose y rociándose en los campos de cultivo. (5) La
triethanolamina, un ingrediente de los detergentes, y el
Percloroetileno, un producto de limpieza en seco, están entre los
incontables “carcinógenos animales” que usamos. Otra de las
incoherencias del sistema se pone de manifiesto cuando ocasionalmente
un producto cancerígeno se comercializa con una “advertencia”.

Un ejemplo es el caso de un endulzante artificial popular Sweet´N Low,
que incluye la siguiente advertencia: “El uso de este producto puede
ser perjudicial para su salud. Este producto contiene sacarina, que se
ha demostrado que provoca cáncer en animales de laboratorio.” Por
supuesto, hay que decir que la sacarina está considerada cancerígena
en California. Las pruebas que justifican esa consideración: algunas
ratas han

Desarrollado cáncer de vejiga como resultado de la ingestión de
sacarina a dosis equivalentes al consumo de 800 a 1000  latas de
refrescos por parte de un humano durante toda su vida. (6) Aunque
parezca increíble, se llevan a cabo “proyectos de investigación”
similares en todo el mundo en los que se aplican concentraciones de
productos químicos a dosis que superan las consumidas por humanos en
más de un millón de veces. (7)

No solamente las sobredosis contribuyen a la falacia de la
vivisección, sino que además las variaciones interespecies hacen que
todos los tipos de vivisección sean inherentemente erróneos. Como cada
especie animal es una entidad bioquímica diferente, ello implica que
cada especie reacciona a cada sustancia de forma diferente, no
solamente al resto de especies de animales, sino también de manera
diferente a los animales humanos. Incluso dos especies “estrechamente”
relacionadas como la rata y el ratón reaccionan de forma diferente.
Son habituales las variaciones de magnitud entre las diferentes
especies. (8)

El principio de la variación inter-especies no es una excepción, sino
que es la norma. Los egipcios ya conocían

la variación inter-especies hace miles de años. Para saber si la
comida del faraón estaba envenenada se la daban a probar al cocinero,
no a una rata. De hecho, casi todos los manuales, informes y artículos
toxicológicos que se publican actualmente manifiestan a los
“científicos” su preocupación sobre el asunto de la variación
inter-especies. Aún así, los representantes de la ciencia y de la
medicina “modernas” han optado por ignorar, desafiar   o rechazar sus
propios descubrimientos, así como las leyes de la naturaleza que
gobiernan las interminables diferencias bioquímicas que existen entre
las distintas formas de vida.


Regulaciones ambientales

El fraude de la experimentación animal se extiende más allá del
proceso de producción y comercialización de productos químicos, y
afecta a todo el ámbito de la protección medioambiental. Los estudios
de riesgos, diseñados para probar o descartar los peligros asociados
con las emisiones tóxicas que un incinerador emite a la atmósfera, o
los agentes contaminantes que una planta de tratamiento de residuos
vierte en los mares, o los productos químicos que una empresa derrama
en un riachuelo, o los pesticidas que se rocían en los cultivos, son
ejemplos de investigación medioambiental en los que la vivisección se
emplea de forma rutinaria para justificar unas conclusiones variables
y contradictorias que dependen de los intereses de quienes sufragan
los estudios. Otros ejemplos de políticas y leyes medioambientales
relacionadas con la vivisección son los standards que los gobiernos
establecen sobre potabilidad del agua, calidad del aire, exposición a
sustancias peligrosas en los puestos de trabajo, regulación de
pesticidas, y los requerimientos de Seguridad de Materiales de decenas
de millones de de productos químicos industriales.

Desafortunadamente, en lugar de proteger a la gente y el medio
ambiente, estas medidas de “seguridad” hacen que sea seguro y legal
para los contaminadores contaminar -mientras lo hagan cumpliendo con
los requerimientos de la ley. El argumento es el siguiente: la
regulación de la protección del público y del medio ambiente debe
hacerse con criterios científicos. La comunidad científica afirma que
acepta esa premisa. De hecho, con frecuencia entra en conflicto con la
comunidad que establece las regulaciones porque asegura que en lugar
de establecer normativas basadas en el conocimiento científico, los
reguladores establecen las normas con consideraciones económicas (el
coste que tiene para las industrias cumplir la ley).

No obstante, lo que la comunidad científica no admite es que lo que
llama “ciencia” no es más que ficción. Y como las leyes
medioambientales actuales están basadas en datos anticientíficos
obtenidos con experimentos erróneos con animales, el resultado trágico
es que en lugar de proteger al público y el medio ambiente, esas leyes
y normativas protegen a la industria y permiten la existencia de
productos carcinógenos y teratogénicos de todo tipo en la comida, en
el aire, en el agua, en nuestra casa y en nuestros lugares de trabajo.

Obviamente, las políticas diseñadas genuinamente para proteger el
medio ambiente y al público deberían estar basadas en una verdadera
ciencia, dejando de confiar en la investigación animal, prohibiendo la
producción de decenas de millones de venenos, y controlando con
responsabilidad el uso de los absolutamente “esenciales” a  los que la
sociedad humana se ha vuelto adicta.

Es sorprendente ver cómo la investigación y las políticas son
instigadas y apoyadas por las autodenominadas asociaciones “verdes” y
“ecologistas” y, en general, por el movimiento ecologista.


El problema

El problema es que hay un círculo vicioso creado intencionadamente que
apoya a muchos grupos de presión interesados. Esos grupos, que están
relacionados entre sí, son los siguientes: el imperio químico, el
petrolero, el farmacéutico, el alimentario, el tabacalero, el
investigador, el “sanitario”, el militar, el gubernamental e incluso
el autodenominado “ecologista”. En otras palabras, un grupo crea el
problema, otro grupo afirma que está estudiando el problema y otro
simula estar luchando para resolverlo. La investigación animal es
presentada al público como una metodología científica para la
evaluación de productos químicos. Los fabricantes afirman que
identifican los riesgos con la experimentación animal. Las agencias
del gobierno aseguran que minimizan los riesgos con la promulgación de
regulaciones (establecidas con la experimentación animal). Las
instituciones sanitarias afirman que si no les damos carta blanca para
llevar a cabo investigación animal, nosotros y nuestros hijos estamos
destinados a morir de forma horrible. Aseguran que sin la
investigación animal, nuestro planeta está condenado al desastre. La
realidad es que la investigación animal es responsable de la
devastación de la vida de nuestro planeta, así como de los daños a
nuestra salud y del colapso de la economía. (9)

Desafortunadamente, la mayoría de la gente y la mayor parte de las
organizaciones ecologistas no llegan a establecer esa conexión vital.
No debería ser difícil darse cuenta de que los millones de productos
químicos sintéticos a los que estamos expuestos constantemente no
pueden ser inocuos para el organismo.

Aun así, la naturaleza y la extensión del daño se hace evidente
solamente cuando el “conejillo de indias” humano se expone al tóxico.
Eso es así porque un producto que sea carcinógeno para unos
determinados animales puede que no lo sea para los humanos. Por el
contrario, productos químicos declarados seguros después de ser
sometidos a tests con animales han provocado daños a muchos seres
humanos.

Prueba de ello es el hecho de que la Administración de Alimentos y
Medicamentos de Estados Unidos retira del mercado cada año alrededor
de 12.000 medicamentos de los que se venden con receta (después de
haber sido declarados “seguros” mediante la realización de
experimentos con animales obligatorios para ser aceptados por la FDA).


La solución

La solución de nuestros problemas medioambientales y de los problemas
de salud relacionados con ellos no requiere un regreso a la Edad Media
como temen algunos.

Una vez que nos demos cuenta de que un millón de experimentos con
animales son tan inútiles (y de hecho perjudiciales) como un solo
experimento con un animal, y una vez que aceptemos el hecho de que los
animales no pueden advertirnos ni protegernos de los peligros de los
productos químicos, de la contaminación y de las enfermedades, la
responsabilidad de proteger a la humanidad recaerá sobre nosotros
mismos. En lugar de demandar más “investigación” y más “estudios” a
los fabricantes de productos químicos, en lugar de pedir a los
gobiernos más “regulaciones” y más “límites de seguridad”, y en lugar
de intentar resolver el problema después de crearlo, podemos empezar
por nosotros mismos y nuestros hogares. Reduzcamos la fuente de
polución eliminando los venenos que usamos en nuestra vida cotidiana.
Se dice que actualmente un hogar contiene más productos químicos que
un laboratorio en tiempos pasados. Comencemos por deshacernos de todos
los productos químicos que guardamos bajo el fregadero, en el botiquín
y en el garaje. Podemos reemplazar esos productos con soluciones
simples, naturales y eficaces para la limpieza del hogar.

Comamos alimentos sin venenos y que se vendan en envases fabricados
sin venenos. Usemos ropas libres de venenos. Conduzcamos coches que no
contengan venenos. Veamos programas de televisión que no nos
bombardeen día y noche con incontables anuncios sobre venenos “nuevos
y mejorados”. Llegará un momento en el que el reciclado, el modo de
vida verde, el veganismo y el antiviviseccionismo no serán una
cuestión de opinión, sino una cuestión de supervivencia. Llegará un
momento en el que el progreso y la modernización no estarán
condicionadas por la existencia de más productos químicos y
medicamentos. No es difícil ver que el único progreso que el uso de
productos químicos tiene que ofrecer es el progreso hacia la total
destrucción de la salud, de la economía y del planeta.

La vivisección es la causa encubierta de la contaminación ambiental y
de los problemas de salud pública.

Destruyamos el mito y el ritual medieval de la vivisección y
defendamos una ciencia verdadera, un auténtico progreso y una
verdadera civilización para preservar un medio ambiente seguro y libre
de venenos para nosotros y para las generaciones futuras.


REFERENCIAS

1. Existen entre 40 y 70 millones de Hojas de Datos de Seguridad de
Materiales en Estados Unidos.

2. Registrado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados
Unidos, y regulado por el Acta de Insecticidas, Fungicidas y
Raticidas.

3. Bajo el Acta de Control de Sustancias Tóxicas, el Acta de
Insecticidas, Fungicidas y Raticidas, etc. La Agencia de Protección
Ambiental de Estados Unidos está autorizada para exigir probar con
animales los productos químicos nuevos, de los antiguos que pretendan
ser usados para propósitos diferentes, de los que sean sospechosos de
provocar efectos adversos en la salud y de las mezclas de antiguos o
nuevos productos químicos. En otras palabras, todos los productos
químicos pueden ser probados con animales.

4. Bruce N. Ames, Renae Magaw, Lois Swirsky Gold, Clasificación de
Posibles Riesgos Cancerígenos”, Science 236 (1987), p. 275.

5. “Pesticidas de Uso en Plantaciones Cuya Toxicidad Ha Sido Evaluada”
EPA de EEUU, Oficina de Pesticidas y Sustancias Tóxicas, Reto Engler,
Ph.D., July 1992.

6. Por ejemplo, ver Edward J. Calíbrese, “La Extrapolación Animal:
Análisis del libro de referencia del toxicólogo”, nvironmental Science
& Technology 21, No.7 (1987), p. 618.

7. Por ejemplo, ver Environmental Science & Technology, p. 618.

8. Por ejemplo, ver R. Warren Flint and John Vena, Lewis Publications Inc.,

Riesgos de la Exposición a Productos Químicos para la Salud Humana: El
Ecosistema de los Grandes Lagos, pág. 34: El potencial tóxico de las
Dioxinas 3, 7,

8 TCDDD y de compuestos similares tienen una profunda variabilidad
inter-especies.

Por ejemplo, en el test LD50 hay unas 5000 diferencias entre los
mamíferos usados en los laboratorios”.

9. En 1994, el coste anual de la salud pública en Estados Unidos fue
de 1.2 billones de dólares.

Este artículo es un resumen del libreto original titulado La
Experimentación Animal: ¿Una Causa Encubierta de Contaminación
Ambiental? ¡Por supuesto!, de Hoorik Davoudian, Vice Presidente de The
Nature of Wellness


Sobre TIEMPO ANIMAL

Es una revista de carácter independiente y autogestivo que por medio
de la reflexión, el análisis y la difusión de información pretende
hacer conciencia en la sociedad acerca de la realidad que vivimos y de
que es necesario luchar para cambiar el actual estado de cosas.

Liberación Animal, Humana y de la Tierra.

Revista semestral, Año 1, Número 1, Julio-diciembre-2008.Ciudad de
México- Contacto: revolucion_vegana en yahoo.com

http://tiempoanimal.50webs.com











Lic. Alicia Sanguinetti
Dpto. Cs. Geológicas
FCEN - UBA

Society can be judged on how it treats its elderly, children, and animals...

Hay algo que está sonando / seguro que ya lo oías / la Tierra está
vibrando / con distinta melodía / Ni dioses locos de furia / ni demonios
vengativos / ni naves extraterrestres / ni algún cometa perdido / La
historia es mucho más clara / y tiene también sentido / la Tierra se está
quitando / de encima al peor enemigo.
de “Civilización”, Los Piojos



-- 
Este mensaje ha sido analizado por MailScanner
en busca de virus y otros contenidos peligrosos,
y se considera que está limpio.



Más información sobre la lista de distribución Todos